Él le enseñó
a abrirse
como la roja flor del granado,
a dar oídos
a los susurros de su cuerpo,
a gritar,
en lugar de
enterrar vivos a sus gemidos,
mientras
ella cae
como una hoja temblorosa.
Maram Al-Masri
del libro Cereza roja sobre losas blancas-poema 53
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